miércoles, 31 de agosto de 2016

CARTA DE ALBERTO DE LOS RÍOS AL OBISPO DE CÓRDOBA

Tomado de eldiario.es

Sí señor obispo, lleva usted razón. Esto del género y la igualdad va contra todo lo que usted piensa. Que sí, que lleva usted razón. Que eso de que cada uno pueda vivir su vida y tenga sus propios quereres, tal como se va sintiendo a lo largo de la vida, es un sindiós. Tiene que ser usted, que sabe mucho de eso, el que diga lo que hay que hacer. Que usted es quien interpreta a Dios y lo que nos tiene destinado. Qué sabremos nosotras, las personitas de a pie.

Sí, señor obispo, lleva usted razón. Que va a ser esto de que las mujeres hagan las mismas cosas de los hombres. Eso está fatal. Mira que si un día les da por ser obispos como en Inglaterra… ¡¡Hasta ahí podíamos llegar!! Los ingleses siempre fastidiando. Si las cosas fueran como Dios manda y como en los buenos tiempos ni habría paro ni nada. Mira que es fácil hacer las cosas normales que se han hecho siempre. Entre que las mujeres se ponen a trabajar y los hijos de tenderos quieren ser arquitectos, el mundo está patas arriba, señor obispo.

Sí, señor obispo, lleva usted razón. Ya no queda gente de orden ni gente normal. La calle está llena de invertidos, marimachos, desvergonzados y, claro, así luego eligen diputados y diputadas y hacen normas que son como ellos. Y quieren cambiar las leyes de Dios por las suyas. Como si lo que Dios creó lo pudieran cambiar cuatro descerebrados. A dónde vamos a llegar...

Sí, señor obispo, lleva usted razón. Las cosas de Dios las pone Dios y de eso es usted el que sabe. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Uno hace a escondidas lo que le dé la gana, pero tiene que haber un orden y eso no lo puede hacer un Parlamento lleno de gente descreída y pagana. Ponga usted orden y diga lo que tenga que decir. Y esas leyes que se las metan donde les quepan. Donde se ponga su palabra que se quite la del Parlamento.

Sí, señor obispo, lleva usted razón. Que sabrán en Roma de lo que son las cosas. Si aquí siempre hemos sabido bien lo que hay que hacer. Un poco más y Juan XXIII ese se lo carga todo, y ya cuando nos pusieron al tal Tarancón… madre mía. Qué sinvivir. Que había quien decía que "Tarancón al paredón". Y es que, claro, van provocando. Y lo de poner a un jesuita, ay por favor. Esos piensan mucho. Y de ahí tanto lío. Y cómo se puede gobernar algo, y menos la Iglesia, llamándose Paco. ¿Ése qué nombre es, don Demetrio? Póngase usted firme que como le dejemos, esto se nos llena de gente rara y dos mil años tirados a la basura.

Sí, señor obispo, lleva usted razón. En Córdoba y en Singapur, las cosas son como son. Como Dios manda. Diga usted que sí.

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