martes, 19 de abril de 2011

El principio de aconfesionalidad de España es papel mojado

El presidente de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL), Luis Vega, uno de los organizadores de la procesión atea, prohibida por la Delegación del Gobierno, ha declarado que "la prohibición que, en su opinión, nos lleva al comienzo de la transición, confirma que ese principio "es papel mojado porque España está dominada por la Iglesia católica".

La procesión atea, en una iniciativa de la Asociación La Playa de Lavapiés, y apoyada por AMAL, pretendía ser “una fiesta lúdica y divertida, distinta de la que hacen los católicos”, que iba a ser acompañada por un grupo de teatro de Lavapiés con un espectáculo de performance, según ha explicado Luis Vega.

Vega ha puntualizado que esta actividad tenía un carácter reivindicativo en su crítica con lo que representa la Iglesia católica, pero aclara que “no buscaba una confrontación ni siquiera el debate con las personas y sus creencias”.

El presidente de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores ha lamentado que los laicos no gocen del mismo derecho que los católicos. “No es de recibo que los creyentes puedan hacer suyo el espacio de la ciudad sin pedir permiso y nosotros no podamos organizar nuestra manifestación”.

Luis Vega ha resaltado “la rapidez” con la que la juez María del Coro Cillán ha abierto la instrucción contra los organizadores de la procesión laica. “El 8 de abril se presenta la primera denuncia contra nuestra iniciativa y solo seis días después es aceptada a trámite”, ha precisado.

De Elplural.com

Muy cierto, éste es un país católico --sí hasta los de izquierdas se escandalizan de ver a una mujer con las tetas al aire-- y franquista. Los chivatos, los delatores profesionales, los asesinos, siguen vivos o murieron en la cama y, consiguieron contaminar a sus hijos y nietos que, para mantener sus privilegios, siguen propalando mentiras, medias verdades y fantasías. Controlan todo --poderes fácticos, se llamaban--, la economía, la judicatura, el ejército, la sanidad, la educación y los pequeños reductos que no controlaban, los han ido desmontando; corrompen a los que se decían revolucionarios y a los que no, los detienen o los invitan a participar en las instituciones y nosotros, tan contentos. Somos una panda de ingenuos sin capacidad para modificar siquiera aquello que nos rodea. Tantos años después de la muerte del dictador apenas ha habido pequeños cambios formales. Un hombre de 93 años nos tiene que qritar desde Francia: ¡Indignaos!.

¡Indignémonos!

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