jueves, 9 de octubre de 2008

El juez se postra ante el cardenal

MATÍAS VALLÉS. Levante


La primera fotografía de Carlos Dívar, en el ejercicio de sus recién estrenadas funciones, lo muestra postrado y complaciente ante un cardenal. Aun admitiendo que la sola visión de Rouco Varela induce al encogimiento anatómico por impulso reflejo, el presidente del Tribunal Supremo quemaba en la hoguera de su gesto las obras completas de Montesquieu y la cita evangélica sobre Dios y el césar. La imagen no habrá pillado por sorpresa a Zapatero, que muestra una tendencia a la profanación teatral digna del Boadella anterior al PP. El líder socialista debió contenerse para no colocar directamente al prelado como presidente del?Consejo General del Poder Judicial, consumando así el fecundo diálogo de las civilizaciones laica y religiosa.

Ante el nombramiento de Dívar, las valoraciones con sesgo progresista acentúan la afrenta a los juristas que no sólo disponen de un currículum, sino también de una trayectoria consagrada a alejar a la profesión judicial de los dogmas. Sin embargo, el bofetón resuena con más estruendo en las mejillas del clero postconciliar, que había abogado por la ruptura de los vínculos eclesiales con el poder temporal. Si la despolitización de la justicia -enarbolada por el nuevo presidente del Supremo en el ascenso a los cielos de su profesión- va a superponerse a la adscripción religiosa de su máximo intérprete, existen razones objetivas para preguntarse cuáles son las ventajas del aventurado tránsito. Si no existe ningún motivo de preocupación, el primer signo tranquilizador debió consistir en la supresión de la postración ante el cardenal.

Al parecer este Divar es un ultracatólico, no termino de entender las razones del PSOE para colar a este joven como presidente salvo el miedo del partido a la iglesia católica.

1 comentario:

Josefo el Apóstata dijo...

Je suis desolé que dicen los franceses, aunque no se si lo escriben así.
Lo del PSOE es raro raro. Un partido supuestamente de izquierdas, que no solo está comodísimo en un régimen monárquico (que la 3ª cada vez la veo más lejos)sino que, por sus acciones y dejaciones, parece que tampoco le importa que esta puta monarquía sea teocrática... que dentro de nada veo a Pajarouco bendiciendo los consejos de ministros...